Respirar el ruido de las olas,
sobre rocas de playas remotas.
Que renacen en sueños y
reviven silencios.
Respirar las risas, las rotundas risas
de niños y de viejos,
que tarde se olvidan de respirar.
Respirá las rosas y sus espinas
hasta que se claven en tu garganta
Y te obliguen a gritar:
¡Gritálas!
Respirá Roma y Gibraltar
en viajes ridículos
de rotondas giratorias.
Respirá como respiró Girondo
y su creador,
que con los gemidos de su respiración
te dio vida.
No te olvides de respirar
los romances y las ganas
de repetirlos hasta el hartazgo.
Robá respiraciones
ajenas y cercanas.
Cercálas ridículamente
en la musicalidad de tu rimar.
Respirá con respirador artificial,
y también con uno natural
como es el arte de besar.
Repirá radicalmente esos besos
y regresá con reparo.
Repirando lentamente,
retorná con rosas en la boca.
Y volvé para volverme a respirar.
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