14 ene 2010

El edificio




Día 1

Esta tarde se mudó la chica del 5 C. No tan chica, en realidad. Deberá andar por los 40. Me presenté en el ascensor y muy cordialmente le dejé mi tarjeta. “Nosotros tenemos mucho en común”, soltó con una risa pícara mientras me sonreía con esas pestañas larguísimas cubiertas de rimmel. Pero de algo estoy seguro: no es colega. Porque mientras la ayudaba a abrir la puerta de su departamento (venía cargando unas bolsas de supermercado), miró de reojo el tomo 13 del Amorrortu que llevaba bajo el brazo y lanzó un gritito que casi me perfora el tímpano “¡Ayyy! Este Frieud… para él todo, todo tenía que ver con el secso”. Dejó las bolsas en el piso y se acomodó las tetas por debajo del corpiño de encaje negro. Sólo después me dio las gracias.

Día 2

Juan trajo hoy un póster del Che, ese que ilustra la publicidad de una marca de vodka (uno ruso… que termina en “snoff”, creo). Insistió en ponerlo en una de las paredes (ya le dije que no lo hiciera en la de los graffitis del alemán que se quedó el verano pasado. Es el único recuerdo que tengo de él). Obvio que lo saqué cagando: ¡desde cuando le va eso de transar con el sistema usando la imagen del revolucionario! Se prendió un porro y, todo excitado, me contó que esta mañana se cruzó en el ascensor al tipo pelado con barba del 5 B. “Sí, ¿y?” “¡No sábés! Estaba tratando de levantarse asquerosamente a la nueva vecina”. Yo sabía que mucho título, mucho master, pero todo un pervertido el viejo.

Día 3

Esta noche tengo que traerme los almohadones rojos de plush de la Negra, que me los dejé olvidados con la mudanza. Hablé con uno de los vecinos (un tipo pelado y con barba). Por suerte me contó que usa el departamento sólo de mañana y tarde. Es su consultorio y el lugar donde duerme siestas entre pacientes. El del 5 A ni se siente, porque cuando fui a sacar la basura anoche, lo vi parado en medio del pasillo: inmutable. Lo saludé y se quedó mirándome fijo, sin hacer gesto alguno. Un pibe de unos 20 años, un raro, un freak. Lo único que me preocupa del departamento nuevo son las palomas que parece se instalaron en el balcón. Algunas incluso no me dejan dormir, golpeándose contra el vidrio (las muy estúpidas). Sólo espero que no me espanten a los clientes.

Día 4

Hay días como hoy, tan grises y nefastos, que mi existencia se mezcla con la levedad del aire con el cual intento (con)fundirme. Para que nadie me vea, me busque, me necesite, me reclame, me pregunte incansablemente cómo estoy desde aquél fatal día (día que decidí borrar de todo almanaque, día fuera del tiempo). Esta madrugada salí al balcón, producto del insomnio que ya me tiene acostumbrado, sumado al molesto revolotear de las palomas en el balcón de al lado. Encendí un cigarrillo y me deje encandilar por las luces de la ciudad. La ví asomada, a mi costado, vistiendo una bata de seda (una seda ordinaria pero que aún le hacía mérito a sus hermosas curvas). Fumaba un cigarrillo con la elegancia de una geisha y el humo subía por su blonda cabellera. Su mirada perdida, fija en la nada, me hizo sentirla cercana y cómplice de mi acto. En ningún momento me miró ni se percató de mi presencia (¿estaré muerto ya?).

Día 5

- Sí, buenas tardes. ¿Podría hablar con Fernández, señora?

- Por supuesto. Enseguidita le paso

- Muchas gracias

- ¡¡¡Viejoooo!!! (la “o” se desliza en un grito que parece no terminar)

- Fernández, ¿quién le habla?

- Buenas tardes, soy el Dr. X, del 5 B…

- Ah, sí, sí, doctor ¿Cómo le va? Espere que bajo el volumen del televisor (¡Che, Viejaaa, querés hacerme el favor de bajar el volumen que no se siente nada!). Sí, ahí mejor. Dígame doctor…

- Miré… me preocupa la siguiente situación. Usted debe saber mejor que yo que la pareja del 5 D no es exactamente... eh, como podría decirlo… mmm...... (aclarándose la garganta) un modelo en cuanto a limpieza se trata

- Sí, sí, creo entender… (con desgano)

- En fin, hace dos días, cuando despedía a una paciente de mi consultorio, vi una rata, una ratita, cruzando el pasillo en dirección a la puerta de servicio que estaba entreabierta. Y precisamente venía del 5 D. Usted se imaginará…

- Pero… ¡¿cómo no me aviso de esto antes?!

- Si, bueno, usted sabe, yo no vivo acá y mis tiempos…

- Mire, ya mismo me estoy encargando del asunto. Los de fumigación tienen que venir este mes, les voy a pedir que adelanten la visita para esta semana.

- Está bien, si a usted le parece que es esa la solución a este problema… (con un dejo de ironía en la voz)

 
- ¿Qué quiere decir? Usted piensa que además tendríamos que fumigarlos a esos dos…. Jajá. Y bueh, serán zurditos y medio locos, ¿vio?, con ese olor a marihuana, y no muy limpios que digamos… pero son buena gente.

- No estaba insinuando eso, no… ¿qué le hace pensar…?

- Estaba bromeándole, jefe. Mire, ya mismo me estoy haciendo cargo del tema. Y hablando de los vecinos, ¿qué me cuenta de la del 5 C? Eh... ¿qué me dice de ese pedazo de…

- Tuu Tuu…

Día 6

Escribo para no hablar.
No me comunico con mi voz.
Escucho el repiquetear de las palomas contra el vidrio.
Vi a la mujer más bella parada en medio del pasillo.
Le hablé con mi imberbe mirada.
Escucho los gritos de una pareja.
Siento los gatos maullar
No se callan… no callan.
Quiero callarlos.
¡Cállense de una vez!
No se callan…
Al igual que estas voces en mi cabeza.
¡¿Cuándo van a parar?!
¡Cuándo!
¡Cuán…!

Día 7

Juan vino con la noticia, como es de esperar en él. La trajo con las medialunas e hizo que me cayera mal el desayuno. Según dice, los gatos lo anunciaron (¡qué bichos inteligentes!, agregó). Tenía dos: una gatita siamesa bizca (recuerdo como si fuese ayer el día que lo crucé en el pasillo, cargándola a upa, porque se le había escapado Y la llamó Berta. Me acuerdo, sí, y un gato de esos peludos, rubios, como de dibujo animado). Lloraban con desespero y luego se pusieron a rascar las paredes. Habrán maullado como locos hasta despertar a la nueva vecina. La del 5 C. Una vez en el pasillo sintió el olor a gas y corrió a lo de Fernández. El doctor del 5 B lo ayudó a abrir la puerta a patadas, porque no había respuesta alguna (Juan y yo estábamos discutiendo a grito pelado, anoche antes de salir para la marcha de Sociales). Y allí lo encontraron, totalmente inconsciente. Pensar que hace cosa de dos años (cuando a Juan le cedieron este departamento) fue el accidente de su mujer. Nosotros llegábamos justo cuando la policía se iba y Fernández se encargó de contarnos el resto una tarde de mates junto a su esposa. Ese hombre quedó condenado desde ese mismísimo instante. Yo lo vi en sus ojos. Juro que lo vi.

Reportaje imaginario



Andy Warhol- New York, 19 de septiembre de 1981

Lo espero sentada en el lugar que habíamos convenido telefónicamente días antes, y unos cuantos largos minutos más tarde asoma con sus arquetípicas gafas de sol – burlando a la lluvia que insiste en mojar las veredas y mis botas altas –, vistiendo una polera negra de cachemira y unos ajustados pantalones de cuero del mismo color, vestuario que acentúa aún más su cuerpo delgado y levemente desgarbado. Sobresale una corbata de estridente estampado en composé con el color de su pelo que contrasta con esta tarde gris de octubre en el Upper East Side. Bajo su brazo deja entrever el último número de su revista, en la cual moriría por escribir, al menos colaborando con una pequeña nota. Supongo que a todos nos tienta la promesa de los quince minutos de fama. Se disculpa por la tardanza, regalándome su risa de niño (mezcla de insolencia, picardía y timidez) y, pidiendo una Coca-Cola bien fría, toma asiento y me invita gentilmente a comenzar. Disparo:

¿Cómo era de niño?

Me críe en una familia de inmigrantes donde siempre se trabajó muy duro para poder sobrevivir, con un padre minero que nos educó religiosamente en valores muy estrictos y conservadores. De niño me enfermé de escarlatina, lo cual me obligó a pasar mucho tiempo postrado en cama, bajo los cuidados de mi querida madre, con la cual siempre tuve un lazo muy fuerte. En estos años de niñez me aislé de mi grupo de compañeros, y desarrollé una vida más ermitaña, solitaria. Armé a mi gusto y conveniencia my own private Idaho, donde convivían mis dibujos, mi colección de imágenes de estrellas de cine, a quienes siempre admiré. Recuerdo con nostalgia esas noches en las cuales descubrí mi afición a los programas de radio y a la música. Mi infancia puede ser vista como muy sufrida, pero si la analizo desde otra perspectiva fue muy rica para mi desarrollo como artista.

¿Dónde encuentra inspiración?

En mis comienzos, solía decir que la inspiración me encontraba a mí. Sin embargo, hoy me atrevo a afirmar que en el momento mismo en que abro la puerta al mundo, encuentro inspiración en cada rincón del mismo. En las góndolas de un supermercado; en las obras de los neo expresionistas así como de los renacentistas italianos; en todo lo que sucede detrás de un show de Lou Reed y su Velvet Underground; en desfiles de modas y en el fabuloso Studio 54; en el glamour ostentoso y superficial de Los Ángeles: amo Hollywood, son todos tan hermosos y tan plásticos, que no puedo evitar enamorarme del plástico. Pero también encuentro inspiración en… no se, te diría un viejo surtidor de gas en medio del desierto del Oeste, en karaokistas orientales, en figuras emblemáticas de la política, los negocios, las artes. En fin, en todo el Zeitgeist de la cultura americana de los años que me tocan vivir: el American Dream. Nada a mí alrededor deja de asombrarme y entusiasmarme. Todo viene a mí de manera mágica.

Es usted un cultor de los objetos y útiles, ¿qué significado tienen para usted como artista?

Valoro los objetos por su utilidad y por su impacto en la sociedad de consumo en que vivimos. Percibo e investigo con mi ojo de observador curioso y protagonista activo de qué manera estos influyen en las dinámicas sociales, cómo se integran en la cotidianeidad hasta convertirse en necesidades vitales, desde un par de zapatos, a un cartón de leche o una botella de Coca Cola (señala la que tiene frente suyo). Yo tomo Coca-Cola, tu tomas Coca-Cola, el presidente toma Coca- Cola… y hasta Liz Taylor lo hace. Este hecho nos une e iguala a todos, demostrando que cada individuo puede acceder a dicho objeto… pero no por ello deja de ser un algo único y especial. Podemos pensarlos como objetos impersonales, se me ocurre un billete de un dólar, pero si los observamos de cerca, si miramos micro, son objetos únicos y especiales, con vida propia. Me maravillan tanto que intento rescatar aquello de sublime y sagrado que hay en cada uno de ellos, y aspiro a convertirlos en obras de artes imperecederas y eternas.

¿Qué es una musa para usted?

Mis musas y “musos” (se ríe para sus adentros), son más que una fuente de inspiración: son una forma de vida, un estilo de conducta y una impronta estética. Mis amigos son parte de mi familia, son mi pasado y mi presente. Me hacen sentir especial y necesito tenerlos cerca todo el tiempo, por su energía, su presencia física y espiritual, y por todas las historias que tenemos para compartir y crear. Somos todos planetas alineados en una misma galaxia. Creo que se trata de algo kármico, de conexión de vidas pasadas y futuras. Los resultados de estas interacciones son tan maravillosos que trascienden el arte, ya que son parte de la vida misma… y no hay nada más poderoso, maravillosamente siniestro que esta.

¿Qué podría decirnos respecto al intento de asesinato que sufrió?

(Vacila antes de responder y bebe un sorbo de Coca -Cola. Mira sus manos que exhiben manchas blancas en la piel, mientras habla con lentitud). La línea entre la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, ha sido siempre muy delicada en mi historia personal. Así como la tragedia, la catástrofe y el desastre se cuelan en mis primeras obras. Hasta ese momento bisagra y crucial, había tenido la sensación de estar mirando la tele, como si mi vida fuese una serie o una película. Puedo decir que luego comencé a vivirla de un modo más mmm... voluptuoso, real, vivaz. No guardo rencores ni odios. Fue un evento muy desafortunado para mí y para aquellos que en ese momento y actualmente me rodean. Nada fue igual luego de ese día 3 de junio.

Su profesión lo ha llevado a relacionarse con una gran variedad de celebridades y personajes famosos, ¿hay alguien a quien le gustaría o hubiese gustado conocer?

Mmmm… (se lleva delicadamente el dedo pulgar a sus labios en pose pensativa). A Gandhi, claro. Como también a Mao, a Lenin… y a Martin Luther King. No puedo dejar de lado a Buster Keaton, Charles Chaplin y a Elvis. Me gustaría poder reunirme con Pablo Picasso en Madrid, donde también me espera el genial Pedro Almodóvar.

¿Cuál es su apreciación respecto a la aplicación de técnicas digitales en el arte?

Lo nuevo, lo moderno y la vanguardia siempre van a encontrar lugar en mi imaginario, donde coexisten el diseño gráfico, las serigrafías, las ilustraciones en serie, etc. Estoy abierto a los cruces creativos entre artes plásticas, fotografía, instalación de video, el cine, el video-clip y el arte digital. La tecnología se ha manifestado siempre a favor de mi arte, y me ha abierto nuevos caminos para explorar como sigo haciéndolo continuamente en mi obra-vida/vida-obra que trasciende la vanguardia incluso, convirtiéndose en una tras-vanguardia.